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Todos sabemos que persistir es clave para ser más productivos y lograr lo que nos hemos propuesto. Sin embargo, no todas las personas dominamos la verdadera clave para lograr persistir lo suficiente: la autodisciplina.

La autodisciplina es aquello que te empuja a continuar aun en situaciones desfavorables en las que no te encuentras al 100% en lo emocional y/o físico. Es lo que te permite postergar gratificaciones y placeres de corto plazo con el fin de ser más productivo y lograr tus metas.

La autodisciplina es como un músculo, mientras más lo ejercites, más se desarrollará. Y como todo ejercicio, es importante conocer las buenas técnicas para que no te lesiones. Aquí 5 pasos para mejorar tu autodisciplina:

  • Elige una sola meta: APRENDE A PRIORIZAR

Empieza eligiendo una sola meta en la que te quieras enfocar. Por ejemplo, hacer ejercicio cada mañana, leer un libro de liderazgo cada semana, concentrarte en algún proyecto por una hora diaria sin permitir distracciones o simplemente suprimir de tu dieta la comida chatarra.

Recuerda: empezar con un objetivo pequeño es la mejor manera, así como, asegurarte que el objetivo sea realista, específico y medible.

  • Encuentra tu motivación y RECUÉRDALA

Una vez que has definido la meta, haz una lista de las razones por las cuales deseas lograrla. Expresa las mismas de forma positiva. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero hacer ejercicio 3 veces por semana para perder peso” puedes decir “quiero hacer ejercicio 3 veces por semana para poder lucir bien en la playa este verano” o “quiero hacer ejercicio 3 veces por semana para jugar fulbito con mis amigos de la promoción los fines de semana”.

Tu motivación es tu norte, tenla siempre presente, escríbela en todos lados, y que sea tu principal arma cada vez que pienses en renunciar.

  • Identifica los obstáculos, NO TENGAS MIEDO DE ADMITIRLOS

Haz una lista de los obstáculos que podrías encontrar en el camino y diseña una estrategia para superar cada uno. Siempre te encontrarás con obstáculos. Ignorarlos no te ayudará. Lo importante es identificarlos y desarrollar una estrategia para superarlos.

Por ejemplo: imagina que tu meta es leer un libro de liderazgo cada semana pero en el pasado has afrontado una serie de obstáculos para alcanzarla tales como, no encontrar el libro que quieres, distraerte con la bulla o el celular, no encontrar el tiempo para leer, etc.

Para esto habrás diseñado estrategias para poner en práctica como por ejemplo, compra varios libros por internet y dales un orden para leerlos. Asigna tiempos realistas para leer lejos de los distractores como puede ser la hora del almuerzo, mientras esperas a que tu hijo salga de su clase, o usando audio- libros (podcast) mientras manejas, apaga tu celular mientras lees, entre otras.

  • Reemplaza viejos hábitos, NO SÓLO SE TRATA DE OLVIDARLOS

Cuando desarrollas autodisciplina casi siempre debes desarraigar antiguos hábitos y cambiarlos por nuevos. Por ejemplo, puedes estar acostumbrado a levantarte con el tiempo justo para ducharte e irte a trabajar y ahora debes levantarte más temprano para salir a correr. Revisa que otras cosas de tu rutina se afectan al incorporar este nuevo hábito y ten lista tu estrategia. Siguiendo con este ejemplo, si quiero empezar a salir a correr debo tener en cuenta que si sigo con mis actuales costumbres dormiré menos horas, afectando mi producción en el trabajo. Por ello, el hábito que tenía de ver hasta el último noticiero de la noche debo eliminarlo de mi agenda y acostarme más temprano, del mismo modo si solía cenar tarde debo ver la forma de cambiar esa rutina y cenar más temprano.

Romper con un hábito también te puede dejar un vacío que si no lo reemplazas con otra acción, te puede generar tal nivel de ansiedad que tenderás a caer en lo de siempre.

Por ejemplo, si quieres desarraigar la costumbre de ver tu Facebook cuando tienes un break de 5 o 10 minutos porque sabes que te desconcentrará de lo importante y terminarás dedicando 20 a 30 minutos, debes definir otra cosa para hacer durante ese break como estiramiento, ir por una bebida, lavarte la cara, etc.

Recuerda, lo que nos lleva a renunciar rápido cuando intentamos cambiar algo no es en sí el nuevo hábito que estamos introduciendo, si no, el no estar preparados para enfrentar todo lo que conlleva esa nueva conducta.

  • Finalmente, monitorea tu progreso y CONSOLIDA EL CAMBIO

Lleva notas de tu progreso ya que esto refuerza los cambios positivos que vas alcanzando. Conforme avanzas hacia tu meta, irás sintiendo mayor satisfacción, orgullo y libertad.

Con el tiempo, conforme fortaleces tu autodisciplina, te será más fácil aplicarla a otras metas. Poco a poco, la autodisciplina será tu aliada para que seas tú quien lleva las riendas de tu vida hacia donde tú quieres ir.

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Iris Reyna, entrenadora de líderes