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¡Yo siempre fui escéptica de estas resoluciones. Pensaba que uno puede plantearse resoluciones en cualquier momento del año, me parecía tonto esperar una fecha en particular.

Pero hace un par de años me di cuenta que en estas fechas me ponía más nostálgica, sentimental y que era un buen momento para preguntarme cómo estaba llevando mi vida, qué me hacía feliz, cuál fue mi avance del año que termina y qué aprendí.

Así que opté por definir algo especial que quería mejorar. No me propuse grandes metas ni resultados. No, solo escribí mi resolución y la tuve cerca para siempre tomarla en cuenta, especialmente cuando las exigencias del día a día me secuestraban y te olvidas de lo realmente importante.

Mi resolución fue tomarme un día a la semana para mí. No para trabajar ni para mi casa ni para mis hijos (que ya son grandes), me propuse un día para fluir en aquello que o quisiera.

Increíblemente, el tener en mente mi resolución me llevó a tomar una serie de decisiones necesarias para avanzar en el camino que yo quería.

Por ejemplo, hablé con mis hijos, que ya son grandecitos, organicé más mi trabajo para no tener que estar a último minuto angustiada, delegué más, retomé un hobbie que había abandonado por muchos años.  

Es decir, sin querer fui armando una estrategia y tomando acciones claves que de otra manera quizás no las hubiera tomado. Y aunque no todas las semanas logré mi objetivo, lo más importante es que me he reencontrado conmigo misma y han bajado mis niveles de estrés.

Por eso, hoy te digo de corazón, date un tiempo para reflexionar en estas fechas y define una resolución para que te acompañe todo el próximo año.

¡Feliz 2022!

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Iris Reyna, entrenadora de líderes

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